Señor Director:
En su columna del viernes 16, el señor David Gallagher afirma que los que están a favor del voto voluntario están "libres de paternalismo", con la obvia implicación de que la obligatoriedad legal del voto es una disposición paternalista. Esto es un error.
Hay paternalismo cuando la ley limita la libertad de un individuo para proteger a ese individuo de sus malas elecciones. Si votar fuera algo que va en el solo o primordial interés del ciudadano que vota, entonces efectivamente hacer obligatorio el voto sería paternalista. Pero éste no es el caso: todos los ciudadanos tenemos interés en la existencia de instituciones democráticas sólidas, y son esas instituciones las que necesitan, para su estabilidad, de la participación ciudadana. Cuando un ciudadano vota, lo que hace no es reconducible a la sola o primordial defensa de su interés particular: está contribuyendo a mantener instituciones que nos interesan a todos, incluso a él.
El ciudadano que no vota pero que se aprovecha de la existencia de instituciones (incluso imperfectamente) democráticas es lo que suele denominarse un free rider: alguien que no está dispuesto a hacer su contribución para mantener instituciones que nos interesan a todos, incluso a él. El caso paradigmático en que se justifica la coacción legal es precisamente el del free rider. Para decirlo con el (tosco) lenguaje hoy de moda, se trata de hacerlo "internalizar los costos" de su decisión.
Lo que realmente importa en la discusión sobre el voto obligatorio es si hay o no un interés público en que cada ciudadano vote, si el voto de cada uno es algo que nos interesa o no a todos. Los neoliberales deben responder negativamente. Lo inexplicable es que entre quienes alegan no serlo haya también quienes creen que se justifica responder negativamente.
Fernando Atria
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4 comentarios:
Wena Pelón. Coméntale algo de la propia cosecha a la carta po viejo jaja.
Creo interesante este tema y me inclino en favor de la opción de inscripción automática y voto obligatorio después de las opiniones vertidas por Atria y Peña que fueron bastante más solidas que las expuestas por Chuaqui, Zapata , Garretón entre otros en esa carta enviada al diario el 31 de diciembre al Mercurio. Es claro en todo caso que falta cultura cívica y republicana en este país como para que las mayorías interioricen la importancia de los argumentos expuestos por Atria y Peña.
Saludos,
Reta.
Wena Reta.
Yo creo que hay argumentos interesantes a favor de las dos posturas. Pero tiendo a inclinarme por el voto obligatorio, porque con voto voluntario la tendencia va a ser a que la legitimidad democrática de nuestros gobiernos disminuya. Además, creo que una reivindicación de derechos políticos no puede excluir nunca una consideración de los deberes.
Aún así, creo que la liviandad con la que este cambio se va a producir es preocupante. A veces pareciera que la consideración del derecho a voto como un derecho puramente individual, sin relevancia más allá de los intereses del propio "individuo" que emite el voto, está en la base de este debate político.
Un abrazo,
Pelón.
Estimados amigos: Pelon, estoy de acuerdo contigo (peña, atria, reta, etc (jaja)). Pareciera que la unica forma de entender que la imposición u obligación de votar sea legitima es entendiendo la libertad no simplemente como ausencia de coacción, es decir en sentido negativo, sino que de otra forma. A mi juicio es importante entender las instituciones democraticas, y por ende la participaci{on, como condiciones de posibilidad para la libertad.
Sin embargo, creo que un libertario, de izqueirda o de derecha, rosando una forma de anarquismo, prodría estar legitimamente en desacuerdo. Lo que no tolero es que esos personajes economistoides, de moda y glamour hoy en día, intenten profanar las más nobles instituciones de la política con su maquina de una lógica que intenta deborarlo todo.
muchos saludos desde Barcelona.
CHipamogli
Pelon viejo incluyeme en tus links a la derecha de tu pagina por favor.
Saludos,
Reta.
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